El Génesis del rock
Olvidémonos por un momento del siglo XXI y retrocedamos cincuenta años en el tiempo.
Tan solo medio para hablar del génesis de una de las obras que cambiaron el paradigma musical del rock and roll.
Si bien los orígenes del rock tienen un denominador común: el blues y el folk; y un contexto geográfico concreto en los años 50: Estados Unidos; la invasión de bandas británicas en los años 60 supuso un soplo de aire fresco y de innovación para este género musical. Dejaban a un lado ese sonido clásico de los padres del rock para experimentar e innovar. The Beatles, The Rolling Stones, Cream o The Who, entre muchas otras bandas, supieron salirse de lo ya impuesto por el cánon del rock para experimentar con nuevos sonidos y mezclas.
Estos grupos británicos serían los que darían paso al rock de los 70. El rock psicodélico, experimental y hippie madura y trasciende a un género mucho más enrevesado y rococó: el rock sinfónico. Si bien todos y cada uno de los artistas británicos de este nuevo subgénero beben de los más grandes de la historia de la música de los 70, el nuevo estilo comienza a diferenciarse y bifurcarse de aquello a lo que estábamos acostumbrados anteriormente.
De los años setenta, las bandas que marcaron el nuevo rumbo fueron:
- Pink Floyd
- Led Zeppelin
- Black Sabbath
- Deep Purple
- Queen
- The Rolling Stones
- Faces
- The Stooges
- Ramones
- Kiss
- Jethro Tull
- Yes
- Genesis
- Rush
- King Crimson
- David Bowie
- Elton John
- T. Rex
- Roxy Music
- Alice Cooper
- Misfits
- Iggy Pop
- Sex Pistols
- The Clash
- The Police
Muchos aseguran que los precursores del heavy metal fueron Led Zeppelin, Black Sabbath y Deep Purple. Aunque hoy no toca hablar de ninguno de estos géneros, sino de uno que comparte rasgos en común con todos los anteriores mencionados: la ópera rock y, con mayor concreción, de Jesucristo Superstar.
Si hay algo que tenemos que tener en cuenta es que en el mundo de la música, con cualquier mínima alteración, ya se crea un nuevo término para ese «(sub)género musical»; se trata, pues, de una gran escala de grises —y de notas, nunca mejor dicho—.
Jesucristo Superstar: ópera rock en estado puro
En la historia del rock, son pocos los que le dan voz a otra de las dos personas que cambiaron la historia del sonido: Andrew Lloyd Webber y Tim Rice. Es hora de dejar plasmado, de una vez por todas, la relevancia musical que tienen.
Si bien no son los padres de los álbumes conceptuales o de la ópera rock —ni ellos ni ningún grupo musical de los 70—, esta obra en concreto, al igual que sus nombres, deberían ser más reconocidos para los amantes del rock.
Justo en el comienzo de la década de los 70, dos chavales de veintipocos años deciden crear un álbum conceptual, es decir, un álbum unificado por un tema común, que puede ser instrumental, narrativo, en la composición o en las letras; en este caso acerca de los últimos siete días de Jesucristo.
Dios, un Jesucristo rockero, menuda movida.
Más movida es si hablamos de lo que supuso para todo cristiano que Jesucristo, el Superstar, fuera la proyección psicológica de lo que Judas Iscariote, el del beso —por si no estáis muy puestos en el tema— , veía en su maestro.
Andrew Lloyd Webber y Tim Rice supieron reinterpretar el Evangelio para plantear una divergencia de opiniones políticas y personales entre los dos protagonistas de la obra que no está reflejado en la Biblia. De nuevo, menuda movida.
En el álbum conceptual contaron con la participación de Ian Gillan (Deep Purple) como intérprete de Jesucristo; Murray Head como Judas e Yvonne Elliman como María Magdalena.
El éxito fue mucho mayor en EE UU que en el Reino Unido, por lo que se adaptó como musical en Broadway. El West End también tendría oportunidad, más tarde, de albergar semejante historia.
Se convirtió, debido a su tremendo éxito, en una película musical en 1973 con Ted Neeley como Jesucristo.
Tim Rice declaró que el musical no mostraba a Cristo como un Dios, sino como un simple hombre que estuvo en el lugar adecuado en el momento oportuno, y algunos cristianos tomaron sus palabras como una blasfemia.
La postura de Judas y sus críticas hacia Jesús tampoco gustaron y se consideraron ofensivas.
La comunidad judía denunció que el musical trasmitía un mensaje antisemita al culpabilizar al pueblo hebreo de la muerte de Jesús y presentar a tres personajes judíos (Caifás, Anás y Herodes) como villanos principales de la función.
No obstante, no hizo más que ganar popularidad y se hizo una película para 1975.
Camilo Sesto: de Broadway a Madrid
Camilo Sesto fue a ver el musical y quedó totalmente fascinado por la historia y por este nuevo estilo de música donde lo más clásico y lo más metalero se fusionaron para reivindicar la coexistencia de géneros. Quedó tan prendado por los sonidos que no dudó en comprar los derechos de autor para producir la obra en un Madrid ansioso por revolucionarse y ser libre.
Las pasaron canutas. Teddy Bautista se dedicó a hacer los arreglos musicales pertinentes y Jaime Azpilicueta e Ignacio Artime se encargaron de la traducción musical y la adaptación de las canciones.
Si Lloyd Webber y Rice fueron atacados por el álbum, musical y película, Camilo Sesto y compañía no tuvieron mejor suerte. Durante las actuaciones, un grupo del tardofranquismo llamado Guerrilleros de Cristo Rey organizó actos de coacción contra los espectadores del musical, hubo amenazas de bomba y Camilo Sesto recibió numerosos insultos por parte de una prensa bastante rancia; la más llamativa sea, quizás, «Anticristo Superstar»
Tuvieron que saltar los obstáculos de la censura impuesta por el franquismo y, finalmente, un 6 de noviembre de 1975, Madrid pudo ver brillar a los precursores de la movida madrileña. Camilo Sesto, Teddy Bautista y Ángela Carrasco hacían historia en el Teatro Alcalá-Palace. Madrid eligió la libertad, la nueva música y la modernidad.
Jesucristo Superstar: la Resurrección gracias a la asociación JSC Murcia
Jesucristo Superstar ha resucitado numerosas veces en España desde que por primera vez se escenificó en Madrid. A día de hoy, uno puede volver a disfrutar de esta ópera rock y precursora de la movida madrileña gracias a la Asociación Cultural JCS Murcia. Se trata de una asociación sin ánimo de lucro con sede en Murcia y constituida en 2014. Sus integrantes proceden de distintos lugares de la comunidad. Entre los que se incluyen cantantes, músicos, bailarines y entusiastas del musical.
Todo el elenco de actores, cantantes y bailarines que forman el musical son amateur y sacrifican muchas horas del tiempo libre del que disponen después de sus trabajos y su vida profesional y familiar para implicarse en cuerpo y alma en un proyecto que les hace crecer, sobre todo, como personas.
Cabe destacar que los beneficios obtenidos en las diferentes representaciones se donan a causas sociales y organizaciones sin ánimo de lucro de la Región de Murcia.
Abundando en más cuestiones sobre el elenco es necesario destacar que muchos de ellos proceden de sitios geográficos muy dispersos de la geografía murciana: Mazarrón, San Pedro del Pinatar, San Javier… incluso alguno proviene de la vecina provincia de Alicante… lo que pone mucho más en valor su pasión, empuje y ganas de formar parte de la gran familia JCS Murcia.
El equipo del musical está compuesto por cuarenta cantantes y actores, cinco músicos, diecinueve personas del mundo del ballet, diez ayudantes y regidores, seis maquilladores y ocho técnicos de sonido y luces, fotografía y cámaras.
Yo, como buena amante de las asociaciones benéficas, al igual que del rock y de este musical, recomiendo encarecidamente a todo el mundo que eche un vistazo a las próximas fechas de la temporada 2022 para poder ver a todo el equipo de JCS brillar sobre el escenario murciano.
Porque Murcia, al igual que Madrid, también sabe hacer buenas movidas.