No escribo esto con la finalidad de hacer una crítica formal, tampoco para suscitar a aquel que lea esto una idea política. Esto que sirvo ahora es un trozo de realidad, una fuente primaria de información que delinea ilustremente el mundo fuera de nuestros sentidos, de nuestro pequeño rincón desde el cual, irónicamente, nos sentimos ya no reyes, sino dioses. Mas eso es arena de otro costal. Este texto del que hablo es un viaje. Un camino que no dista tanto de epopeyas tan grandiosas como la Odisea. Y es que hay más «Ulises» de lo que nuestra pequeña vista puede ver. Kalilu es uno de ellos.
Escrito por su mismo protagonista, El viaje de Kalilu es un libro que podría tomarse por pequeño y es que uno se lo puede leer rápidamente, mas lo aquí narrado es la historia de dos cruentos años por el norte de África. Por lo tanto, sí, es un gran libro. Tanto que lo plasmado en él se desborda en cada palabra, tanto que sus 189 páginas trascienden a la grandiosidad de un kilométrico obelisco.
Resulta una historia ensordecedora que mutila los sentidos a base de emociones que llegan desde la casi imparcialidad para desolar la humanidad. Kalilu, a través de sus sencillas palabras, transmite más de lo que una culterana y trabajada expresión poética pueda socavar en el lector. Es su prosa una pura y enteramente suya que no necesita nada más que contar lo vivido en sí. Sin adornos, solo la experiencia. Este es su encanto. Esta es la manera en la que sin forcejeo atraviesa al lector y lo conmueve.
Y es que esta sobriedad no denota más que la dura realidad que existe detrás de la cortina que envuelve al confort del «primer mundo». Es un hecho inimaginable. No cabe en una mente tan alejada del dolor concebir el sufrimiento del camino plagado de la desértica crueldad y ni siquiera de la felicidad de la salvación que llega incrédula más allá del mar. Lo aquí plasmado, pese a florecer las emociones en su estado más puro, la neutralidad no abarca de ningún modo lo que verdaderamente fue ese viaje. Nada salvo y por desgracia el propio Kalilu albergará la colosal envergadura de esta historia. Una que, de hecho, se repite continuamente, apareciendo el odio y el dolor a través de mil caras. Siendo esta la verdad más dolorosa que este libro te muestra. Pues no es solo este caso, son muchos. Tantos que no todos alcanzan el Edén, salvo quizás después de fallecer.
Esta es, pues, la historia de Kalilu, mas también la de miles de vidas que fueron, son y serán las que hagan de África el mar que Ulises hubo de rondar por tanto tiempo. Fueron timados. Son exportados. Serán asesinados. El bucle se repetirá indefinidamente atravesando presente, pasado y futuro. El viaje de Kalilu es de este modo el fiel testimonio que retrata las penurias, pero también alegrías de una parte de la humanidad, si bien esta queda arrasada en el viaje. Es el reflejo perfecto que enmarca a toda una época y a uno de sus mayores problemas: la migración e inmigración. Sea esta vista desde cualquier ideología, lo aquí escrito no entiende de política. Cada uno que se lo tome como quiera. El hecho está ahí y en muchas otras bocas más. No olvidemos esto y, más importante, no lo ocultemos pues si nuestro deseo es ser ciegos, aún estando cómodos, la realidad nos comerá y el futuro será aciago si no lo es ya.
Esta es la historia: la vida de la gente pequeña que muchas veces se ve rodeada de un mundo ciclópeo que se le cae encima. Sus viajes. Sus alegrías. Sus decisiones. Sus pesares. No lo olvidemos: estaban, están y estarán mientras el humano viva.