Mi filia hacia los libros de segunda mano

Hace unos meses os escribí un artículo sobre Libreando Club. Fue en enero de 2021, cuando llevaba poco más de medio año suscrita a su pack Leyenda, en el que se incluyen cinco libros al mes escogidos por las selectoras literarias, y toda la experiencia Libreando, es decir, una postal mensual con un poema, marcapáginas, una playlist del mes, una pegatina, una carta histórica, un boletín informativo escrito por Orlando Nevado… 

Hay que tener en cuenta que esto son los meses normales, y creedme, después de un tiempo me he dado cuenta de que lo normal en Libreando Club no es lo común. Nos han sorprendido a los suscriptores con el reto literario 2021, con un concurso de Relatos Solidarios que muy amablemente hicieron con la revista, con una antología de relatos de terror… ¡Estoy deseando ver la de sorpresas que nos deparan a los suscriptores en 2022!

Como podéis ver, fui a lo grande desde el primer momento y Libreando Club se ha encargado, y con total éxito, de hacerlo enorme. No obstante, en este artículo no voy a hablar más de las características de los diferentes packs de libros mensuales ni de todo lo que podéis encontrar, aunque sí recomiendo encarecidamente que le echéis un vistazo a la página o al primer artículo que hice sobre ellos.

Dejo de un lado la objetividad, la información y lo racional para sacar mi lado más subjetivo, humano y emocional. 

Tengo una filia hacia los libros de segunda mano, una relación especial con ellos desde hace casi una década: creo que avivan mis recuerdos de una joven perdida por las calles de Madrid sin nada que perder y con muchos libros por descubrir. 

Con la COVID-19 tuvimos que reinventarnos, comprar de otra forma diferente, hacernos más tecnológicos, incluso si no queríamos; y entonces llegó un buen amigo mío y me dijo que nos suscribiéramos. Dicho y hecho. 

Nos obligamos a reinventar nuestro consumo literario, a hacerlo más tecnológico, pero sin abandonar el factor humano que hay detrás. Lo único que cambiaba y, sinceramente, para bien, es que yo me despreocupaba de buscar nuevos títulos, nuevos escritores —o, mejor dicho, escritores que para mí eran desconocidos— y me dejaba sorprender mes a mes. ¡Y yo que pensaba que iba a resultar muy difícil dejarme boquiabierta por haber crecido en una casa llena de libros! Pues no, lectores: lo van a hacer y, cuanto más tiempo estés y más feedback les deis, más te conocerán y mejor lo harán. Si eres una persona que lee prácticamente de todo, Libreando Club es tu lugar perfecto.

El conde Drácula, personaje del escritor Bram Stocker, cruzaba océanos de tiempo para encontrar a su amada; Libreando Club cruza océanos de palabras para encontrarnos una historia con la que emocionarnos.

Desde que estoy en esta suscripción, las lecturas se han convertido en una experiencia en la que le pongo los cinco sentidos y le echo muchísima imaginación. Permitidme desarrollar esto:

¿Por qué cinco sentidos e imaginación? Veréis, llamadme loca, pero lo que más me apasiona de un libro de segunda mano es fantasear no con la historia que cuenta en su interior, sino con la historia que hay detrás de ese libro físico. Cada vez que abro una caja de la suscripción y veo los libros, me surgen demasiadas preguntas: ¿a quién perteneció este libro?, ¿se lo compraron o se lo regalaron?, ¿le gustó?, ¿qué sentiría el lector cuando lo tuvo por primera vez en sus manos?, ¿cuál fue la cita que leyó y releyó sin parar?, ¿qué pasaje saboreó más?, ¿qué sentiría el lector con el tacto de las páginas al pasarlas?, ¿se emocionaría tanto como yo al leerlo?, ¿con qué tipo de voz oiría a los personajes de la obra cuando leía los diálogos?, ¿qué olor tendrían las páginas antes de que el paso de los años les diera ese olor a benzaldehído?

En fin, fantaseo con respuestas que jamás obtendré y me emociono con la historia propia del objeto, la que va más allá de las palabra escrita, la que trasciende a mi corazón. La historia de otros ojos que leyeron esas palabras, acariciaron el mismo lomo, olieron las mismas páginas, saborearon las mismas palabras y escucharon los mismos diálogos.

Tengo una especie de filia hacia los libros de segunda mano, y Libreando Club la ha elevado a su máximo exponente. 

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