Tiempo paradójico
Sus manos,
que divagan, sin prisas,
la silueta de la guitarra.
Su tacto,
que me hace enloquecer
una y otra vez.
Su mirada,
—que me aísla de todo—,
honesta, oscurecida.
Sus ojos,
en los que me siento en casa,
a salvo.
Sus labios,
que recorren, sin pudor,
cada rincón de mi ser.
Sus besos,
suaves, apasionados,
salvajes, lentos.
Ojalá esos instantes fueran eternos.
Troya
Muros bajos, accesibles.
Poderosa, bellísima, ambiciosa.
¿Apolínea o dionisiaca?
Difícil saberlo.
también era cambio constante,
evolución, aprendizaje.
Pelea, batalla, guerra.
Muros alzados, aislantes,
destruida por la pasión carnal,
tensión flamante.
Engaños, engaños, engaños.
Lujuria disfrazada de inocencia.
Ay, muros despistados…
Daga en el corazón.
Chispa, llama, incendio.
Casas vacías, calles vacías, puertos vacíos.
Cenizas,
golondrinas a lo lejos,
cenizas, cenizas.
Cenizas.
Partículas de polvo
Partículas de polvo perdidas en el aire de tu perfume,
Rozando cada palmo de tu piel.
Casi estáticas. Casi.
Recorren lentamente tu rostro apolíneo.
Se juntan, entonces, con mi piel cuando me aproximo a besarte.
Y ya no hay nada entre nosotros.
No hay nada.
Solo piel con piel, labios con labios.
Manos inquietas, nerviosas pero seguras.
Y lo más importante de todo, juntas.
Noches de confidencias, días de caricias.
Acurrucada en tu pecho. Existiendo, respirando, amando.
Somos todo y no somos nada.
Solo partículas de polvo viajeras
destinadas a encontrarse en estelas de perfume.
Mi verdadero ser
Que no te asuste
mi mirada taciturna,
mi seno acongojado,
mi luna de medianoche
muda,
mi suspiro ahogado,
o mi risa estridente.
Porque en todo eso encontrarás
un corazón que arde
Disimulada y rápidamente.
Se evaporarán tus pequeñas lágrimas
Con mi abrazo genuino.
Solo no te asustes cuando muestre todo de mí.
Guerra
Si miras bien verás
un campo de batalla, árido, destrozado.
Verás inseguridades enquistadas,
sollozos en luna llena,
oscuridad.
Y allí, tumbado en medio de todo el caos y destrucción
verás pequeñas estrellas de belleza.
Entenderás el porqué de mi intensidad, de mis manías.
Verás que aprecio y anhelo cada toque, cada roce que me das.
Despiertas tantas sensaciones nuevas para mí…
Llenarás mis canales desiertos, esperando la más mínima gota de agua para seguir
sobreviviendo.
Entonces, crecerán
margaritas,
rosas,
lirios
y tulipanes
Se acabará mi contienda, nos miraremos a los ojos.
Me verás llorando, de alegría esta vez.
Todo eso si sabes mirar bien.
Si no puedes hacerlo,
Ay, si no puedes hacerlo…
Simplemente, él
No es el beso, son los labios
pero no son los ojos, es la mirada.
No son las manos, sino el tacto,
No es la voz, sino las palabras.
Pero,
No son las palabras,
sino las acciones.
Al principio puede que fueran los ojos, las manos, la voz…
Ahora, lo que todos ellos provocan:
intimidad.
Confesiones de madrugada, abrazos matutinos, pasiones nocturnas.
Carcajadas en cualquier momento del día.
Dos esculturas griegas
Dos estatuas de mármol
se aman en la distancia,
se besan en la dulce luz crepuscular,
se tocan lentamente —casi— como queriendo
parar abruptamente
el tiempo
Porque al amanecer volverán a amarse en la cruel distancia.
Y todo el océano de ambrosía que bebieron
se convertirá
en una mísera gota de agua
que envenena la cándida memoria.
El reloj de arena, entonces, se convertirá
en un árido desierto
atemporal
que anhela ser bosque feraz.
Porque, cuando nadie mira,
la fría piedra inerte se vuelve
aterciopelada mirada ferviente
e inédita (cada día, cada noche, cada mirada
es diferente a la anterior).
Pareciera que ni el propio fuego de Hestia pudiera alumbrar lo suficiente
a esos dos cuerpos que se complementan y que arden, aún más,
con la llegada
de la ambrosía calipigia.
Pero nada de eso importa.
Solo se aman en la distancia
dos estatuas de mármol.
La vida del lector
Siempre encontré consuelo en mis estanterías,
encontré emociones ya olvidadas perdidas entre páginas.
Encontré confidentes en forma de personajes ficticios. Me sentía identificada con sus palabras, con su dolor.
Porque ellos, los libros, me hicieron aprender más del mundo (e incluso de mí misma).
Me han visto crecer.
Me han hecho viajar a infinidad de lugares, cercanos, lejanos, reales e inventados.
Me han visto llorar y reír con sus historias.
Me han inspirado a escribir las mías propias.
Me han acompañado durante toda mi vida en los buenos, malos y peores momentos, sin soltarme nunca de la mano.
8M2020
Te quieren tranquila y sumisa,
Nno combativa e independiente.
Te obligan a callar cuando lo único que quieres es gritar.
Te llaman histérica, exagerada y maleducada cuando intentas escapar del yugo de la sociedad
machista en la que te han criado.
Te degradan porque tu falda es demasiado corta
o demasiado larga.
Te infantilizan con su actitud paternalista de mierda.
Te roban el amor propio con toda esa propaganda de la «mujer perfecta».
Basta.
No, no quiero ser perfecta, quiero ser revolucionaria.
Quiero poder salir sola a la calle sin tener las llaves entre los dedos o tener que llamar a una amiga para sentirme más segura.
Quiero dejar de tener que reivindicar mis derechos porque ya debería disfrutar de ellos como cualquier ser humano.
Sí, tenemos diferencias, es algo evidente, pero al fin y al cabo somos todos seremos humanos.
Entonces, ¿Por qué nosotras sufrimos tal discriminación?
¿Por qué no hay apenas mujeres en los puestos de poder?
¿Por qué no se nos toma en serio?
¿Por qué se nos educa de forma diferente?
¿Por qué nos ponéis el disfraz de verdugo aun cuando somos las víctimas?
¿Por qué no nos creéis? ¿Por qué no veis que no existe una igualdad real?
¿Por qué os molesta tanto que nos preguntemos el porqué de las cosas?
Porque si seguimos así algún día (esperemos que pronto) acabaremos con el patriarcado.
Rebeldía obligatoria
Tenéis la indecencia de criticarnos a nosotros, los jóvenes, después de dejarnos un mundo
sumido en la más absoluta mierda.
Tenéis la indecencia de decir que somos la generación de cristal, cuando solo nos estamos
manifestando para hacer que la sociedad deje esa rancia corrupción de la que habéis
participado durante años.
Habéis tenido la total indecencia de dejarnos un planeta que poco a poco se está
consumiendo y ni siquiera os preocupáis.
Sois unos egoístas.
Dejaros de gilipolleces, reaccionad y contribuid a dejar un panorama más positivo, no solo por
vosotros ni por nosotros, sino por lo que vienen.
Ay, pobres los que vienen…
Recuperad vuestro halo de rebeldía manceba; ese que ahora criticáis de nosotros.
Despertad.
Puede que aún no sea demasiado tarde.