Para crear el ser, debe de-crearse
Simone Weil
Anne Carson nació en Canadá y se gana la vida enseñando griego antiguo. Esta es la biografía humilde y sencilla que presenta en sus obras. Sin embargo, puede decirse que esta poeta canadiense se ha convertido en un clásico vivo de las letras anglosajonas y una de las escritoras más importantes del último siglo.
Ha sido en este año 2020, tras obtener el Premio Princesa de Asturias de las Letras, cuando Anne Carson ha alcanzado una gran popularidad en España y los lectores que hasta ahora la desconocían han podido leerla en profundidad en estos largos y lentos confinamientos. A pesar de ello, la obra de la poeta anglosajona ya se movía entre algunas editoriales y librerías españolas desde inicios de los 2000.
De entre su amplia obra literaria traducida al español, Decreación (Vaso Roto, 2014) puede considerarse uno de sus libros más interesantes e importantes. Publicado originalmente en inglés como Decreation. Poetry, Essays, Opera (Knopf, 2005) y traducido al español por Jeannette L. Clariond, este libro se vertebra a través del concepto de decreación, una actividad que Simone Weil describió como el «deshacer a la criatura que hay en nosotros», una disolución del yo. Este libro es una alabanza al sueño y la imaginación de formas a las que se les concede una conciencia de lo real.
El primer paso para leer Decreación es, tal vez, asumir un supuesto: Anne Carson acaba con toda teoría alrededor de los géneros literarios, rompe la forma textual, comete un deicidio. Este deicidio parte de un principio: es la poeta quien crea. Los sueños se imponen a lo real, sus formas carecen de tiempo y de espacio a la vez que poseen todos los tiempos y todos los espacios. Además, este deicidio llega a tal punto en que se convierte su obra en una mística sin dios, una mística herética. Decreación es, pues, una obra universal.
El libro se divide en un total de 13 apartados que incluye, además, tres ilustraciones: de Monica Vitti en Il Deserto Rosso, Betty Goodwin con Figura sentada con ángulo rojo y Still de Quadrat I y II.
La primera parte se corresponde con el primer apartado, «Paradas», tiene como núcleo el amor materno-filial y el sueño. La búsqueda de lo sublime a través del sueño, del viaje de catábasis en la noche hacia lo más hondo de las ideas. Poemas como «domingo» o «líneas» muestran escenarios costumbristas, la cotidianeidad como escenario para la representación del amor, la relación entre una madre y una hija rodeadas del frío, la austeridad y la muerte. La noche y la luz son dos importantes elementos de los poemas que actúan como medio y contexto para el viaje por los sueños, con gran influencia grecolatina, puesto que vemos la travesía a través del mar como una suerte de odisea metafórica en lo onírico, así como las visiones que diseñan una realidad que, desde el primer momento, se impone en la obra como un único mundo.
Asimismo, la lectura feminista que ofrece se plantea desde la perspectiva de la madre, como una heroína clásica que se ve como el punto más alto al que yo admira y observa, pero se ve incapaz de llegar a ella si no es por medio del sueño y del recuerdo. Así pues, el propio acto de recordar y la reflexión sobre la historia personal desde el presente crean un eje de coordenadas con la verticalidad en el sueño, que rompe el espacio puesto que la catábasis en el sueño aproxima a la madre, que sería el cénit por la admiración que recibe, y una horizontalidad con los recuerdos, el locus horribilis (como contraposición al locus amoenus) que vive en el pasado y cuanto más se adentra, más inestable es el recuerdo del frío a las puertas de la casa.
Unos versos representativos de esta parte son, entre otros, «Cegadoramente, lo que allí hay de mundo, quema. / Febrero. Hielo por todas partes. Pueden sentirse distintas densidades del hielo», donde se dilucida este eje de coordenadas entre la memoria y el sueño. Otros son, por ejemplo, «Navegamos madre en un océano sin barcos. / Piedad por nosotros, piedad por el océano, navegamos», que muestran esta influencia homérica en la idea del viaje y la figura del héroe o —en este caso— heroína.
A continuación, dedica una serie de poemas alrededor de la figura de Beckett con un estilo cercano al teatral, donde representa escenas familiares costumbristas como metáforas de las teorías de Beckett sobre la comedia o la tragedia.
La segunda parte del libro comienza con «Toda salida es una entrada», el segundo apartado, y lleva como subtítulo «elogio de un sueño». Es a partir de este punto en que se produce cierta unión con el sueño, donde se cierra la introspección onírica —aunque lo onírico permanece en el ambiente— y comienza la doble decreación del yo-poético y el género literario que primero se presenta, la poesía, seguido de la prosa. Vino primero la poesía a la literatura y desde ella comienza el viaje de anábasis a través de los géneros literarios y su decreación. El ensayo, la ópera y el guion televisivo. Presenta un repertorio diverso con la intención de golpear los géneros literarios, rompe los moldes establecidos desde dentro. Así pues, enfrenta un mismo tema dentro de dos recipientes muy distintos. Desde esta segunda parte, ya iniciado en la primera, el lenguaje en los poemas se convierte en un lenguaje onírico, exploratorio de lo vacío y de la carencia, del deseo.
Luego, Anne Carson presenta los «sublimes» y los «gnosticismos», dos apartados donde participan la mística y la divinidad de la ausencia. La búsqueda de lo sublime se realiza desde la belleza, jugando con las concepciones kantianas de la estética de lo bello y lo sublime, así como dialogando con Longino y Antonioni, con referencias a Wordsworth o con el contrapunto en el motivo de la golondrina en «Vacaciones de primavera» y «Nadando en círculos en Copenhague» que se remonta a la literatura griega clásica y aparece más adelante en la ópera que desarrolla. Así pues, todo cobra carácter universal y metafórico, donde diluye el yo y la realidad se pierde.
Por otro lado, con «figura sentada con ángulo rojo» vemos la écfrasis, la descripción de una obra de arte visual mediante una serie de referencias a obras literarias con un fuerte expresionismo y una búsqueda de la belleza con la decreación de la obra pictórica, donde acaban las certezas y solo queda la posibilidad.
Después, vemos «muchas armas», «Quad» y «El guion de E y A», donde se profundiza en la decreación desde el estudio de las composiciones de Samuel Beckett, donde el paisaje se oscurece, se pierde la luz y lo violento y terrible asaltan los poemas —poemas por etiquetar los textos poéticos de alguna forma— y el ambiente sublime majestuoso se torna a lo terrorífico mediante el dolor, el desconocimiento y esta agresividad que se entrelaza oscureciendo el corazón. Como escribe Carson en uno de esto: «Bajo la pálida luz de la luna / nuestros corazones se entrelazan. / Te prometí mi amor / y me prometiste el tuyo. Ahora te echo de menos / como el pino solitario». Asimismo, el ensayo dedicado a Simone Weil profundiza en esta idea de decreación que aún Carson no había expuesto de manera explícita.
Finalmente, la «Decreación», donde esta idea llega a su culmen en una ópera que toma distintas formas, una serie de máscaras griegas en que se decrea el género epistolar, aparecen unos mandamientos que recuerdan a Moisés y lo bíblico, la belleza se alcanza de la mano de lo sublime y la luz desaparece fundida en lo oscuro, con una cadencia mayor en la musicalidad de los versos y una breve sección, «Anhelo, un documental», un apartado que aparece como lista de imágenes y sugerencias en un regreso por una autopista vacía.
En suma, Anne Carson logra con Decreación una de las obras más interesantes en lengua inglesa del último siglo con un libro capaz de dinamitar los géneros literarios desde dentro a la par que diluye el yo-poético mediante una introspección en el sueño y define el amor desde la sencillez del frío costumbrista, la figura maternal y el deseo.
SIN PUERTO ALGUNO
En la antigua lucha entre hálito y muerte, se nos concede un último sueño.
Aceptamos una oferta por la casa.
En la suma de dos partes,
¿dónde están las partes?
En silencio (allí) aguardan hojas y ventanas.
Nuestro tendedero desnudo corta la inclinación de la noche.
Y en un lamento por el perdido atuendo de la luz celestial
ángeles y detritus pasan flotando frente a nuestra cancela aún cerrada.
Título: Decreación
Traducción: Jeannette L. Clariond (edición bilingüe)
Editorial: Vaso Roto
Fecha de edición: 2014
Nº de páginas: 368
Precio: 20 €
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