Polis y cacos: versión Ma Ba(r)ker, de Boney M.

¿Quién no ha escuchado, alguna vez en su vida, la maravillosa canción de Ma Baker, de Boney M.? Da igual las décadas que pasen, a todos nos suena, al menos, el famoso estribillo de esta música disco, tan característica de los años setenta y ochenta.

Lo que a muchos no nos suena es la verdadera historia que hay tras esta canción: policías, ladrones y tiroteos. Una historia muy americana, a decir verdad.

¿Quién fue y qué hizo en realidad Ma, ma, ma, ma… Ma Baker?

Arizona Donnie Barker (la letra erre se perdería en la canción porque el compositor así lo quiso) nació en un pueblecito de Missouri, Estados Unidos. Su familia era tradicionalista, conservadora y cristiana, pero puede que los mandamientos que aprendió en misa se le olvidaran.

Se casó muy jovencita, con un tal George Barker, con el que tuvo cuatro niños: Hermann, Lloyd, Arthur y Fred. El hombre hizo una bomba de humo y desapareció de las vidas de esta familia sin igual.

Puede que los niños no destacasen demasiado en los estudios, o en la vida laboral, por la falta de uno de sus progenitores, pero, en lo que sí eran unos expertos, era en delinquir a más no poder. Arizona, o Ma, en vez de darles el sermón y castigarlos por hacer algo mal, los apoyaba en todo momento y los defendía hasta que sus adorables niños salían de la cárcel.

Finalmente, aprovecharon el don misericordioso del robo y la destrucción, y la familia formó una banda. Ya sabéis lo que dicen: la familia, unida, jamás será vencida.

Comenzaron con pequeños robos, haciéndose, así, con una buena fortuna, pero en seguida se les fue todo de las manos. En 1927, se llevó a cabo uno de los innumerables atracos, aunque este no salió de la manera que ellos esperaban; un agente murió, y, Hermann, uno de los Barker, se vio acorralado por los policías, por lo que optó por pegarse un tiro en la sien, antes de volver a entrar en una celda. Un año después de este suceso, todos los hijos estaban entre rejas y Ma Barker vivía con su novio en la absoluta pobreza.

No obstante, el más espabilado de los hermanos había salido de la cárcel y, como Dios manda, él creó lo que ahora llamaríamos networking, es decir, una red de contactos, en este caso de delincuentes, con los que poder colaborar en un futuro no muy lejano.

Uno de ellos fue Alvin «Creepy» (espeluznante) Karpis, con el que fusionó la banda.

Su táctica era robar a pequeñas sucursales de bancos, en pueblos donde no hubiera mucha gente, pues allí la seguridad era mucho menor que en otras zonas. Esta táctica era segura, pero no demasiado lucrativa, por lo que, también, decidieron que podían expandir su red y secuestrar a gente adinerada de la época, y pedir una recompensa por estos.

El pobre director de la FBI, J. Edgard Hoover, estaba, por aquel entonces, endemoniado, pues no solo tenía que lidiar con los Karpis-Barker, sino también con Dillinger y el dúo dinámico más famoso de la época, Bonnie y Clyde.

Sin embargo, para los estadounidenses, ellos no eran los malos de la película. De hecho, veían heróico lo que hacían, pues millones de familias lo estaban pasando horriblemente mal tras el crack del 29.

La ley es, para lo bueno y para lo malo, igual para todos, por lo que el FBI comenzó a perseguirlos otra vez. A todos. Bonnie y Clyde murieron en un coche al recibir una lluvia de disparos, en 1934; ese mismo año, a la salida del cine, el FBI asesinó a Dillinger.

Los Barker seguían vivos y coleando (gracias a Dios, hubiese dicho la abuela de los Barker), aunque su final no tardaría en llegar.

El 16 de enero llegó su apocalipsis. Se encontraban en una cabaña, que habían alquilado cerca de un lago, en Florida. Los agentes del FBI habían conseguido rastrearlos, gracias a los, nada más y nada menos, que quince mil dólares que habían obtenido los Barker de un secuestro, por lo que rodearon la casa. Ma Barker y uno de sus hijos salieron al exterior de la cabaña, una gran oportunidad para el FBI de atacar. Comenzaron los tiroteos con las ametralladoras. Cuatro horas sin descanso para el personal. Ma Barker y uno de sus hijos murieron en el acto. Al acercarse a los cadáveres, vieron que Ma Barker murió con una ametralladora en sus manos. En la cabaña había cientos de miles de dólares. Así fue como acabó su triste historia.

Sin embargo, la historia de Karpis, el integrante no Barker de la banda, fue un tanto diferente a la par que extraña. En la prisión de Alcatraz compartió celda con otro de los criminales de más renombre, Charles Manson, a quien le enseñaría a tocar la guitarra. Salió vivo y coleando de la prisión más dura, y con más seguridad, de los Estados Unidos, y se fue de retiro espiritual a Torremolinos, Málaga. Hoy podemos visitar la tumba de este señor en el cementerio de San Miguel.

Esta historia, tan real como la vida misma, no solo ha sido la fuente de inspiración para el letrista de Boney M., sino también para numerosos guionistas que han realizado películas sobre los delincuentes más conocidos de la historia de América.

Canción Ma Baker (Boney M.): https://www.youtube.com/watch?v=9c5yPIQ3LQI

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