'Disparen al humorista', con su autor al fondo.

Darío Adanti (II): «No hay que tomarse en serio el humor.»

Ésta es la segunda parte de una entrevista que se publicó el lunes.
Si aún no la ha leído, o quiere volver a hacerlo, pinche aquí.

¿Cómo definirías tu libro Disparen al humorista?

Es un tratado filosófico sobre el humor contado de manera humorística. Porque yo creo que se puede hacer filosofía de manera humorística.

‘Disparen al humorista’, con su autor al fondo.

¿El mejor satírico es el satírico muerto?

Esa gran frase fue de Rapa Carballo. La idea de Mongolia fue suya. Como la sátira apela al shock, si no entiendes el código, te parece agresivo.

La frase de Rapa tiene que ver con el tiempo, también. Si el hecho es reciente y empatizas con el drama, te blindas, no lo entiendes y lo ves como gratuito. Pero, una vez pasado el tiempo, desde la distancia, es más fácil, por eso el mejor satírico es el satírico muerto.

Cualquier tiempo pasado fue mejor.

El otro día, me di cuenta de que mi generación —yo incluido— está acostumbrada a poner a parir a los milenialls porque es parte de vernos mayores. Y se me ocurrió una frase que tiene que ver con la sátira que era: Los millenials son la generación más despreciable que ha existido; es decir, es igual de despreciable que todas las demás, pero tiene una ventaja, y es que, si tienes un problema con el ordenador, te pueden ayudar.

En cuanto a la relación del humor con la política, ¿un chiste puede tener ideología? ¿Y cuál es el poder político del humor?

Es muy complicado ese tema. Yo varío y puede que, dentro de diez años, saque otro libro donde discuta cosas que digo en éste porque ya no esté de acuerdo. El humor es muy amplio.

El humor puede no tener ideología. Puede haber humor con ideología de fondo —incluso despreciable— pero que a alguien que no sea machista, racista, etc. le haga gracia por la propia estructura del chiste (la narración, la sorpresa, el enigma, la construcción…). Y eso es lo que tiene de subversivo el humor, que te puede hacer ir en contra de tus propios intereses. Y, por eso, no hay que tomarse en serio el humor, porque es una contradicción.

Pero, con la sátira, pasa lo contrario, sí hay que tomársela en serio, porque la sátira es la opinión política expresada irónicamente. Tiene dos puntos principales: tiene una base política (por lo tanto, es política) y es humorística (no te la puedes tomar al pie de la letra).

Nosotros venimos del mundo literario, donde es imprescindible, en la creación, la catarsis. ¿También lo es en el humor?

Es fundamental. Todo arte tiene que ver con la catarsis. Y más aún la sátira. La sátira es una suerte de válvula de escape. Pero la literatura, el cine… también.

Darío Adanti charlando con Javier Báez.

Respecto a Mongolia, ¿cómo a una revista satírica se le ocurre hacer un Mongolia, el musical 2.0, un musical sin música?

En diciembre lo mataremos y ya haremos un espectáculo distinto. Aunque, el de ahora, en realidad es el 2.5, porque el de hace un año no tiene casi nada que ver con el de ahora.

Todo surgió porque, cuando teníamos que hacer presentaciones de la revista, no queríamos hacer la típica presentación con todos sentados en una mesa señalando la importancia de la prensa independiente, etc. No era lógico en una revista humorística. Entonces, en una pantalla, empezábamos a pasar noticias de la semana y empezábamos a decir las barbaridades que se nos ocurrían en el momento, sin guion. Una vez, nos vinieron a ver Alejo Stivel y Javier Coronas y nos dijeron que, si nos lo preparábamos, podía ser un show. Yo, con cuarenta y dos años, me subí por primera vez a un escenario. Y es muy probable que no me baje ya. Y es muy importante poder testear cómo funciona nuestro humor en la gente. Y también lo disfrutas mucho cuando no se ríen. La incomodidad, cuando hay algo detrás, es muy importante, porque te obliga a tener un posicionamiento ético.

Os gustan los retos. Musical sin música, montáis Mongolia en 2012 con la crisis económica en su auge, la crisis del papel… ¿No tuvisteis miedo?

En la prensa, si no eres un periodista estrella, siempre estamos en crisis. En 2008, me quedé sin trabajo. Pere Rusiñol y Rapa Carballo también. De un día para otro. Entonces, no teníamos nada que perder. Está tan mal el sector, que pierdo menos montando una revista que haciendo entrevistas, porque quedan siete medios que ya me conocen… y ya me echaron. Lo dice Bob Dylan en Like a rolling stone: “When you got nothing, you got nothing to lose” (“Cuando no tienes nada, no tienes nada que perder”). Tenemos que inventarnos una nueva forma de vender prensa. Por ejemplo, el show, que financia la revista.

En Mongolia, tenéis no sólo humor, sino también la parte que llamáis Reality news, que son noticias que, además, no suelen verse en los medios convencionales. ¿Recibís más presión por la sátira o por la información seria?

Tengo la teoría y la tuve siempre de que lo que les jode es la parte seria de Mongolia, pero, como no pueden entrar ahí porque está muy cubierta, entran por la parte humorística. Hemos aprendido a cubrirnos a nivel legal.

Para terminar, te voy a hacer un breve cuestionario. Te digo nombres y me dices lo que se te venga a la mente en pocas palabras:

Edu Galán.

Mi hermano. Mi amigo.

Fernando Rapa.

También mi amigo y mi hermano.

Gonzalo Boye.

Una persona que me ha hecho aprender cosas de un mundo que nunca pensé que iba a saber nada. Humoristas y abogados nunca nos hemos juntado.

Pere Rusiñol.

También he aprendido mucho de él. Tiene una visión del mundo mucho más realista que uno, te cuenta cosas que uno ni imagina.

Charles Chaplin.

Un genio.

Ahora quiero que te mojes: Jorge Cremades.

No es el humor que me interesa, pero no creo que sea el enemigo. Creo que es el reflejo de cierta sociedad. Pero no creo que él tenga el poder de generar lo que dicen que genera. Creo que él representa vicios sociales que llevamos arrastrando mucho tiempo y tenemos que luchar todos para que no existan.

Gila.

Otro genio, también.

 

Y, ya, finalmente, preguntas cortas:

Un libro.

Matadero 5, de Kurt Vonnegut.

Una película.

Happiness, de Todd Solondz.

Un referente.

Atahualpa Yupanqui.

Un humorista.

Un stand-up, Patricia Sonrosa. Un humorista más general, Larry David. Y una revista satírica, la revista Barcelona de Argentina.

Darío Adanti.

Un chiste.

Iban dos y se cae el del medio, el mejor chiste de la historia. Me gusta mucho porque, en siete palabras, te coloca en una paradoja tremenda.

 

Hasta aquí, Darío, que eres argentino y una pregunta más es media hora más de entrevista. Seguimos hablando, nos terminamos las cervezas, las palomitas, le pido que me firme mi ejemplar de Disparen al humorista… Al fin, salimos del lugar y nos vamos caminando por Malasaña, charlando como si la entrevista no hubiera acabado aún. Gracias, Darío, por el acceso, la cercanía y el humor.

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