Da igual que le preguntes al perrofla que huele a campo o al conglomerado liberal vestido de sport, todo el mundo odia los exámenes.
Este breve reportaje pretendo que sea una aproximación al proceso de decadencia, catarsis conjunta en el aula de examen y posterior liberación. Las fotos están hechas con un carrete Kentmere 100 (en fotografía analógica es el equivalente a Hacendado), las he revelado en mi baño y las digitalicé con un escáner que ya nació viejo a principios de siglo. Como veis, he conseguido mantener un tono de coherente decadencia.
Dentro fotos.