Y se desveló el pastel. Carmen Mola era el seudónimo de tres hombres, guionistas, que recibían el Premio Planeta 2021 y revelaban así uno de los grandes enigmas que rodeaba a una de las firmas más interesantes de la literatura española. Un misterio que dejó sorpresa y enfado a partes iguales. Como si de un guion de una película de Hollywood se tratase, subían Antonio Mercero, Agustín Martínez y Jorge Díaz al escenario a recoger el galardón que casualidades del destino unos días antes aumentaba su dotación económica por sorpresa hasta el millón de euros (tocaba repartir entre tres). Y no será ni la primera pista ni la última casualidad de esta historia.
Un plan trazado y orquestado que deja cada vez más claro que este tipo de «premios» literarios son una pantomima, pero no me refiero al grupo de comedia Pantomima Full, que al menos esos tienen su gracia, sino a que la oportunidad para un escritor o escritora novel pasó a mejor vida. Hay un aspecto importante a reseñar: cuando elaboraba mi TFG sobre el canon literario, descubrí que España doblaba en convocatorias literarias a países como Alemania, que cuenta con una masa lectora más abundante. Un detalle que deja bien claro la escasa credibilidad de estos galardones. Y más cuando, por segundo año consecutivo, el Planeta «roba» a uno de los escritores de su máximo rival editorial, Penguin Random House. Una gran operación de marketing.
Pero estos temas no son flor de un día, siempre se van dejando migas de pan por el camino y, como no, cuando uno ya sabe que las caretas van a caer en poco tiempo se muestra liberado y sobrado, como fue el caso de la entrevista que hicieron a Carmen Mola en la revista Yo Dona y en la cual recomendaba la obra Pleamar de Antonio Mercero como una lectura que llevarse a la playa. Empezaba el show y ya no había vuelta atrás, iban a aprovechar para tomarse esas licencias en todo este tiempo. Sabían que iban a subir al escenario y les empezaba a dar un poco igual todo.
Todo fue un engaño, aunque siendo realistas era plausible que tras ese seudónimo se pudiera esconder un hombre detrás, pero nunca nadie imaginó que fuesen seis manos las que tecleaban y daban vida a esos manuscritos. Una treta que ha dejado al mundo de la novela en shock, incluso al Instituto de la Mujer, que recomendaba las obras de Carmen Mola. Un gran truco final que llevará a «La Bestia» a cifras de ventas mareantes, eso no me cabe duda.
El morbo siempre vende y más en este país.