«Los borrachos», James Ensor

Has leído demasiado a Bukowski

Hola, buenos días, creo que no nos han presentado. Lo haría yo mismo, pero creo que a estas alturas mi nombre es irrelevante. Verás, estoy aquí para decirte algo que nadie te ha dicho, pero todo el mundo piensa: has leído demasiado a Bukowski.

No es la primera vez que hago esto y, por experiencia,s que te estarás haciendo una serie de preguntas: ¿Quién eres? ¿De qué hablas? ¿Cómo has entrado en mi casa? Empecemos por el principio. Solo soy alguien como tú, un don nadie con ínfulas de escritor. Pero, a diferencia de ti, hace tiempo que renuncié a la fama y ahora me dedico a ayudar a gente con tu problema. Verás, tengo que confesar que yo mismo tuve un problema como el tuyo; la diferencia es que a mí me ocurrió con Reverte. Así es, empiezas leyendo La tabla de Flandes y acabas comprando un arcabuz por Amazon. Supongo que a todos nos pasa, aunque a algunos más que a otros. Cuando cumples cierta edad, lees cierto libro y te obsesionas con cierto autor. Es algo relativamente normal, todos somos muy impresionables a esa edad. Sin embargo, en tu caso lo has llevado un poco al extremo, llegando incluso a copiar su estilo de vida. Y, como tú y yo sabemos, Bukowski no es lo que se dice un modelo a seguir; aunque entiendo que el sexo, las drogas y el realismo sucio son un cóctel difícil de rechazar.

Lo más irónico de todo es que ni siquiera estoy seguro de que hayas leído a Bukowski, pero de lo que sí estoy seguro es de que has leído algo parecido. Tal vez sea Chuck Palahniuk, tal vez Salinger. Tal vez eres más de poesía y prefieres a Allen Ginsberg, o tal vez lo tuyo es el perodismo y lees a Hunter S. Thomson. Quién sabe, la verdad es que ya son tantos que cuesta seguirles la pista. Ya sabes, escritores de dudosa moralidad y dudosas costumbres, antihéroes que narraban la crónica de su momento con un estilo sucio y despreocupado. Algunos con toques de cinismo, otros con toques de nihilismo, incluso alguna dosis de humor negro para azucarar la crisis existencial.

Pero si he elegido a Bukowski es porque creo que es el mejor ejemplo. Su mezcla de popularidad póstuma y marginación préstuma logra con facilidad hacer creer a ciertos escritores que son contraculturales por copiar a un autor que fue contracultural en los 50. Por favor, existen cientos de autores malditos y cientos de novatos copiando a cada uno de ellos. Solo eres un joven de clase media con problemas de adolescente de clase media, tu ostracismo autoimpuesto y tu coqueteo con el alcohol y las drogas recreativas solo dan un poquito de vergüenza ajena. Deja de ser el eco de un escritor muerto y busca tu voz en este pozo literario.

Seguro que ya has leído How to be a good writer y So you want to be a writer, esos poemas donde el mismo Bukowski te explica cómo escribir como él. El problema es que no pasaste de los primeros versos, piensas que lo importante es acostarte con bellas mujeres, escribir poemas de amor, ganar dinero en el hipódromo y beber mucha, mucha cerveza. Tu verdadero problema no es que leas demasiado Bukowski, es que lo lees mal. Nadas en la superficie y ni siquiera llegas al trigésimo verso: «No seas como tantos escritores, / no seas como tantos miles de / personas que se llaman a sí mismos escritores, / no seas soso y aburrido y pretencioso, / no te consumas en tu amor propio».

Te voy a confesar una cosa, ahora que nos conocemos mejor. Sigo leyendo demasiado a ciertos autores. De Reverte ya me cansé, pero ahora leo demasiado Delibes y demasiado Pratchett. Acabo de empezar con Saramago, pero tiene pinta de que voy a acabar leyéndolo demasiado. Antes te dije que necesitas dejar ese repetitivo eco que emites y empezar a buscar tu propia voz, pero cada voz no es más que la suma de cientos de ecos diferentes. Ya no existe la innovación, esta murió cuando Barthes mató al autor. No, ahora el verdadero logro es la armonización de cientos de ecos discordantes en algo que parezca una nueva voz; ni siquiera Bukowski llegó a crear algo radicalmente nuevo, antes de él vinieron Baudelaire y Rimbaud… Pero bueno, el sermón ya está impartido y la policía debe de estar al llegar, será mejor que me vaya yendo.

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