Imagen extraída de http://www.verboser.pe

CONOCIENDO AL ARTISTA: ELENA MEDEL

Aunque a día de hoy el nombre de Elena Medel es un nombre bastante conocido y reconocido en el ámbito de la poesía de nuestro país, me ha parecido conveniente hacerle una breve mención en esta sección, de cara a aquellos que no hayan tenido el gusto de leer sus obras, o bien, para que aquellos que ya la conocían se replanteen una relectura de las mismas. Antes de comenzar en sí, quiero recalcar que las citas a sus versos son extractos de poemas diferentes.

«Yo soy tú y a la vez yo.
Yo soy un insecto que por noviembre
merodea en los crematorios»

Poeta cordobesa nacida en 1985, Elena ha dejado constancia en diversas entrevistas de que comenzó su aproximación a la poesía mediante la lectura, a edad muy temprana, de Federico García Lorca, conformando su propio «filtro con el que ver el mundo» tras leer Poeta en Nueva York. Así mismo, comenzó sus andanzas entre versos con elogios y reconocimientos, como el premio Andalucía Joven (2006) o el Premio Loewe (2013), en la categoría de Creación Joven.

«Tus zapatos son mágicos, me dijo. Pierde uno y ganarás un marido.
Vende dos y ante ti se revolverán las semillas de tu reino.
Y yo susurraba: mi reino eterno. Junto a él.
Decidí que los compraría de colores para camuflar mi identidad,
sobrios si aspiro a desvelar mis secretos»

Aunque en este artículo me he interesado más por su faceta como poeta, Elena ha publicado dos ensayos: El primero es El mundo mago, Cómo vivir con Antonio Machado (Barcelona, Ariel, 2015), donde hace un repaso de los versos de este autor poniéndolos en pie de actualidad y transportando su contenido al lector de hoy y sus inquietudes; y el segundo es Todo lo que hay que saber sobre poesía (Barcelona, Ariel, 2018), un acercamiento desenfadado y anecdótico a la historia del género, alejado del academicismo del que en muchas ocasiones ha renegado.

«Como coraza contra la victoria,
agendas que no abandonan su jaula de jabón,
muertas sobre la placa de la ducha»

Este rechazo a la academia queda más patente desde su defensa del feminismo en el canon que, como diría cierto profesor de literatura y escritor, responde más a una ideología y criterio de élites, que a una determinada realidad de lectores. Y quizá fuese este motivo, junto con el deseo de promover aquello por lo que uno siente y deja todo su ser, que fundase la editorial La Bella Varsovia (2004), a fin de dar voz a aquellos poetas que tanto les cuesta tener esa oportunidad de ser escuchados, a pesar de su talento.

«Lo sé porque con ellos
dibujo en las paredes de tu casa
mujeres con rostro de epitafio.
Porque, a la caricia de la punta,
comienza el derrame de los cimientos
formando arco iris en la noche»

Aunque actualmente se dedica más al trabajo de editora que de poeta, quería poner en relieve algunos fragmentos de su obra, la cual podéis encontrar recopilada en Un día negro en una casa de mentira (1998-2014) (Madrid, Visor, 2015). En sus versos parece apreciarse un gusto por el poema largo y narrativo, un desafío a las formas autodenominadas líricas mediante el engaño, pues basta leer en voz alta sus versos para observar que el ritmo, la musicalidad que hace de su poesía algo liviano, está tremendamente cuidado a cada paso, sin duda, lo primero que me cautivó de su estilo cuando la leí por primera vez.

«Un domingo por la tarde, en la cocina, decidí contar los años
que llevaba viviendo: yo trazando muy fuerte cada fecha
en mi muñeca, una, dos, tres, hasta catorce.
Como si los centímetros supiesen matemáticas, como si cortar
la distancia entre el suelo y mis venas multiplicase la
capacidad de mi orgullo»

Otra particularidad es el uso incesante de imágenes, de simbolismo que trabaja a merced de transportar lo concreto en verdades universales, dejando al lector (si es que pudiera ser de otra forma) la tarea de completar el poema en base a su propia realidad, que no es ajena. Y es precisamente ese lenguaje desenfadado, cercano, alejado de la artificiosidad que otros poetas buscan premeditadamente, que consigue que sus palabras choquen de forma frontal con nuestras emociones y pensamientos, dejando de ser suyas para ser nuestras, para ser de todos y de nadie al mismo tiempo.

«varias ramas, entrevistas desde mi antiguo
dormitorio, arropan la calzada. Nací, me reproduciré.
Crezco con la tranquilidad del azahar desperezándose.
La lluvia, mientras, disparando contra los naranjos»

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