n° 16. Mark Rothko, 1957.

Raíces en llama. Poemas de David Santos (II)

La presente recopilación de poemas refleja el sabor a tarde de frío. A templos acolchados con columnas de rosas. A párpados que hierven por amor y, más tarde, mueren por cansancio. A luz cálida de piel y a cortinas que cubren el horizonte. A piezas de mármol perfecto.

SEGUNDOS DE TIMBRE PERFUMADO

Un portal inundado

del olor del mar cristalino.

Yo estoy nervioso y aturdido,

cargado de escenografías

y guiones falsos

que imagino para dirigir

los latidos rojos del alma.

Deseo lanzarme.

Espero no fallar en mi intento

pues el marco dorado de tu boca

lleva marcado como objetivo principal

años de luz enamorada.

En mis conexiones más profundas

noto ríos llevando plata.

En mis pulmones comprimidos,

energía de llama excitada.

SOL DESLUMBRANTE

Como quien se siente encerrado

en el cubículo de cemento y marfil,

que de pronto se queda cegado

por las ventanas al alma, belleza en sí.

¿Cómo puedes hacerlo?

¿Cómo puedes cargar con esa esfera cristalina,

que remueve, desgarra, sonríe y transforma,

enverdece las hojas y ablanda las ramas?

Desearía poder tener planetas en mis poros,

para condensar tu energía estelar y calor.

Sonrío cada vez que te disfruto.

Me maravillo cada vez que te respiro.

DE LA FUNDICIÓN

Qué llorar.

Si los gemidos ya lo han dicho todo.

Esperar a la luz que tiembla

ya no sirve para nada más,

a menos que los poros se cierren

como quien maneja un compás

y siente que su obra es quemada,

endulzada, resuelta, adormecida,

temida, distante sanadora;

acuática, fugaz, temporal.

BLANCO, ROJO-GRANATE

Nunca antes había visto

a las sábanas dormirse

envueltas en sí mismas.

De una manera placentera

descansan, nos agradecen

la visita y reflejan

el brillo blanco de amor

que nosotros recogemos

y sembramos en el corazón.

Este, vestido de gala,

luce por primera vez ese estampado

de flores rojas-granate

y esa suavidad

propia de las raíces desnudas

erectas en su lugar,

iluminadas en su afán

de conseguir vivir felices,

felices de verdad.

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