Elena Odriozola

¿Cuánta tierra necesita un hombre?

¿Cuánta tierra necesita un hombre? Tolstói debió hacerse esta misma pregunta cuando escribía este cuento desde su querida y remota Yasnaia Poliana. Este cuenta la historia de Pajom, un labriego ruso que, tras sentirse menospreciado por su cuñada, jura que, si tuviese toda la tierra que quisiera, no tendría miedo ni del diablo. El diablo, por su parte, decide aceptar el reto y ver hasta dónde puede llegar la ambición del pobre mujik (campesino ruso).

Pasado un tiempo, la dueña de la tierra en la que trabaja nuestro protagonista decide vender sus terrenos. Ante esta situación, y temiendo que el nuevo dueño pueda subir mucho los tributos, los campesinos deciden reunirse para comprar la tierra ellos mismos. Pero el diablo vuelve a sembrar la discordia, haciendo que no consigan ponerse de acuerdo. Preocupado porque sus vecinos puedan comprar más tierra que él, decide hacer un esfuerzo y comprar una buena parte de los terrenos. Durante un breve periodo de tiempo Pajom se siente el hombre más afortunado de la Tierra. Paseando por su campo siente que las flores tienen un olor diferente, los árboles se le antojan los más altos y hermosos del mundo, disfruta de buenas cosechas… Pero el diablo no tarda en volver a tentarlo.

Cuando empieza a sentir que ya nada le ata a ese lugar y, tras la visita de un mujik que le promete que más allá del Volga las tierras son mucho más fértiles y baratas, Pajom decide vender su casa y sus tierras y cruzar el Volga en busca de fortuna.

Cuando llega allí, tras recibir 50 destinatas de terreno por los cinco miembros de su familia, empieza a construir el que será su nuevo hogar. Nuevamente el labriego vuelve a sentirse el hombre más feliz de la tierra. Pero cuando va pasando el tiempo, vuelve a sentir que no es suficiente. Y tras recibir la visita de un extraño mercader que le propone viajar hasta la remota tierra de los bashkirios (pueblo túrquico que vive en el este de Rusia), donde la tierra es muy fértil y fácil de conseguir, decide volver a probar suerte, dejando atrás a su familia y la tierra que durante un tiempo le hizo feliz.

Allí el jefe de uno de los clanes le promete que toda la tierra que sea capaz de rodear entre el amanecer y el ocaso será suya. Pajom, borracho de ambición, acepta el reto. Cuando empieza la mañana, está pletórico regodeándose en la felicidad que alcanzará cuando consiga toda la tierra que quiere, pero a medida que avanza el día se va sintiendo cada vez más y más cansado. Las piernas le pesan mucho. Siente un enorme dolor de pies. Empieza a costarle mantenerse en pie. Le asalta una terrible duda: ¿no habrá sido demasiado ambicioso? ¿No habrá abarcado demasiada tierra? Mientras se hace esta pregunta, el ocaso cada vez está más próximo. El sol prácticamente ha desaparecido ya, Pajom decide sacar fuerzas de donde no las tiene y hace un último esfuerzo. Cuando ha llegado a la meta donde le están esperando los bashkirios, alguien se da cuenta de que no reacciona. Yace totalmente inmóvil. Ha muerto.

Es entonces cuando se responde a la pregunta: ¿Cuánta tierra necesita un hombre? La justa para cubrirle cuando retorne a ella.

Pero ¿qué hace que este cuento escrito en 1886 suene hoy tan actual? Parece que Tolstói, cual Casandra barbuda y canosa, se adelantase a nuestros tiempos. Dibujando la loca carrera en la que nos vemos inmersos, corriendo en pos de algo que realmente es inabarcable.

En este libro Tolstói plantea en forma de cuento infantil las grandes cuestiones del alma humana. Entre ellas, lo insaciable de nuestra naturaleza. Nada nos satisface, nunca tenemos suficiente. Solo cuando las fuerzas nos empiezan a fallar y sentimos que no podemos más nos preguntamos si  no habremos sido demasiado ambiciosos. Para entonces, igual que para nuestro labriego, ya es demasiado tarde.

Una vez más, y aún a riesgo de ser redundante, vuelvo a lanzar la pregunta al aire… ¿Cuánta tierra necesita un hombre?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.