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En cuanto a la relación autor-obra, también incluye esta diversas valoraciones y referencias a otras obras en sus conversaciones con su confidente Avenarius que nos ayudan a desentrañar su concepto de obra:
(..) “-Lamento que casi todas las novelas que alguna vez se han escrito sean demasiado obedientes a la regla de la unidad de la acción. (…) La tensión dramática es la verdadera maldición de la novela, porque lo convierte todo, incluidas las páginas más hermosas (…) en meros escalones que conducen al desenlace final. (…) La novela se consume en el fuego de la propia tensión como un fardo de paja.
(…)
-¿Acaso todo lo que no sea una loca carrera en pos de un desenlace final es aburrido? (…) Una novela no debe parecerse a una carrera de bicicletas, sino a un banquete con muchos platos.
(…)
-¿Y cómo se va a llamar esa novela tuya?
-La insoportable levedad del ser.
-Creo que eso ya lo escribió alguien.
-¡Yo! Pero me equivoqué con el título. Tenía que haber sido para la novela que estoy escribiendo ahora.”
La concepción de la novela como un compendio de acontecimientos mundanos muestra una visión más humana de los personajes, que ya no son una partida de nacimiento, una experiencia laboral y una fecha de defunción sino un conjunto de acciones que acontecieron sin antecedente y posiblemente sin una notoria causa, tal y como sucede en la otra novela del autor aquí mencionada, La insoportable levedad del ser, cuyos ecos permanecen aún con más vitalidad que los que dejó esta novela. Cabía esperar la mención puesto que mientras que en la inmortalidad existe un personaje cuyo paso carece de relación con la trama principal que podría ser la de Laura y Agnes (Rubens), además de las referencias históricas a Goethe, Bettina y Hemingway cuya aparición carece de una relación completamente precisa con esta trama anteriormente mencionada, en La insoportable levedad del ser existe una correlación inherente entre todas las tramas tanto en la propia historia como por el concepto que hilvana todas estas manteniéndose como centro ideológico: el kitsch, mostrándose más esta insoportable levedad del ser en la propia narratodología de la inmortalidad y no tan solo en las relaciones amorosas como acontece en la novela anteriormente mencionada, de las cuales Kundera parece ser un dilettante.