Ésta es la segunda parte de una entrevista que se publicó el jueves. Si aún no la ha leído, o quiere volver a hacerlo, pinche aquí.
Volviendo a la relación de la música y la literatura, los literatos no han visto nada bien el premio Nobel de Literatura a Bob Dylan. ¿Tú cómo ves que den un premio de literatura a un músico?
Bueno, es que no es a un músico; es a un autor de canciones. Porque el Nobel no es a la música. Porque, si el Nobel de Música se lo dieran a Bob Dylan, me parecería que habrían errado el tiro. Pero no es de música, es de literatura. Y, en literatura, hay una faceta que es la canción, que nunca se lo habían dado a la canción, siendo uno de los géneros literarios más antiguos. Con lo cual, me parece lógico. Si hubiera estado Krahe, que tenía más criterio que yo para esto, hubiera dicho que tenía que haber sido Cohen. Yo no degusto a Bob Dylan ni ha Cohen, pero porque esa literatura en inglés no me llega.

A ti no te gusta que te llamen cantautor.
¿A mí? No, eso era a Krahe. A mí me la suda, con perdón.
Bueno, no te gustan los cantautores…
No me gustan los cantantes, en general. Muy poco. Pero los que me gustan me gustan mucho. Es que los cantautores, como género, casi siempre, en España, es alguien con una música sin el menor interés, repetitiva, previsible, que, además, toca mal y que, casi siempre, canta mal.
La situación actual de la cultura, ¿a qué se debe?
No de la cultura, sino de la sociedad. Yo creo que estamos en un perfil bajo de exigencia, infantil. El gusto, en vez de progresar, se queda estancado en los primeros impulsos. En el sentido cultural, es igual. Porque, en España, se lee bastante más que antes. Ahora, ¿qué? Porque te puedes morir de pena. No digo ya Belén Esteban, es que lo siguiente es…
Carlos Salem.
Bueno, tu favorito. Pues eso, en eso estamos. Haces La noche en blanco, quinientos espectáculos en una noche en una ciudad, y te has gastado el presupuesto de un año en una noche… pues menudo proyecto cultural. Esa tontería de tirar cohetes.

Es muy difícil sobresalir. Como, en el colegio, nos cuentan que todo el mundo podemos ser genios… ¿pero quién te ha contado semejante tontería? Si, además, está muy bien no ser creativo, sino disfrutarlo. Si te gusta la música, lo mejor que se puede hacer es no ser músico. Todos somos genios, todos somos creativos y todo vale… Igual que todos tenemos una opinión. Sí. ¿Y qué? Pero hay opiniones que tienen autoridad y opiniones que no. Es todo de baratillo e infantil.
La situación de la música, en concreto, creo que está más devaluada aún por espacios como Spotify, iTunes, YouTube… porque, por ejemplo, yo cojo tu disco y me gusta el Elogio de la vida contemplativa. Y me permiten comprar sólo el Elogio de la vida contemplativa.
Pero eso no es devaluarlo.
Yo creo que sí, porque un disco tiene una coherencia completa. Y escuchar sólo una canción es como leerte sólo el capítulo XXII de El Quijote¸ creo yo.
Bueno, pero tienes la opción de leerte sólo el capítulo XXII de El Quijote. No, no. Estoy de acuerdo en que los discos los hacemos como un todo. Pero ni siquiera es verdad del todo, porque los singles y los EPs existen desde hace mucho. No creo que sea algo que derrumbe al mercado musical, que está derrumbado, en España, porque, como es posible cogerlo sin pagar… es un criterio latino.

Lo que sí creo que ha dañado la cosa, aparte de las descargas ilegales, es la falta de filtro. La democratización de los medios es estupenda porque todo el mundo se puede grabar un disco en su casa y es nefasta porque todo el mundo edita un disco. Lo que nos faltan ahora son filtros.
En la música clásica, es un desastre total, actualmente. Es peor, porque es culpa de los autores del siglo XX, por lo menos de un sector importante, que se encargaron de echar al público de las salas. Llegas al año dos mil y, a la gente, si le dices que es una obra de estreno, sale corriendo. Y los únicos que tiran son Beethoven, Mozart… Y ahora lo que hacen es poner bandas sonoras de películas.
Tú que sabes de lo que hablas y eres tan especial con la música, ¿qué música escuchas?
Bueno, yo procuro hablar de lo que sé. Escucho poca música. He escuchado muchísima, hasta los treinta años. Y, después, como me dedico a hacer música, estoy todo el tiempo oyéndome a mí mismo, y acabo hasta las narices. Tiendo a leer, al silencio. Música, poca. Y, la que escucho, la escucho con atención. No escucho música de fondo ni nada de eso.
Y mi predilección es variada. Me interesa la música “elucubrativa”, por decirlo así. Aquélla que me plantea algo que no espero. Y me gusta todo rango de música. Ahora, escuchar, poco.
Para terminar, si me puedes definir en pocas palabras a las siguientes personas:
Javier Krahe.
Cantautor ecuánime (esa palabra le encantaba a él). Una buena persona, inteligente y, por lo tanto, perezosa, que disfrutaba mucho con el juego intelectual y con la buena compañía de los amigos.
Fernando Anguita.
Un compañero que, dentro del amor a la juerga que nos une a todos, siempre ha sido muy exigente consigo mismo. Y un tipo brillante, muy inteligente y muy buena persona. Luego es un intrigante terrible, con una capacidad de manipulación tremenda.
Andreas Prittwitz.
Una persona a la que quiero muchísimo, un hombre extraordinariamente generoso y un músico que se sale a lo largo.
Javier Ruibal.

También le quiero muchísimo. Otra excepción. Siempre ha buscado contar algo distinto y para hacer un mundo mejor, a través de la emoción. Afectivo, generoso, muy buena persona.
Uno que falta en esta lista porque ya no está es Jimmy Ríos, que es nuestro batería, que ya no está. Lo echamos hace años, porque era un desastre, pero era un tipo muy gracioso y muy cercano. Y Jimmy tenía una frase magnífica, que define a todos estos, que decía: Si necesitas cualquier cosa, conmigo no cuentes para nada.
El Gran Wyoming.
Es gracioso, a quien he visto una deriva importante. Un pedazo de pan, generosísimo, que no se queda en las palabras. Lo gracioso de Wyoming es que iba para vago absoluto y ha acabado trabajando más que nadie, porque se ha pringado muchísimo. Siempre ha sido inteligente, irónico y gracioso. Él iba de showman y ha acabado de ideólogo político. Dentro del horror, hay mucha gente que le odia, cosa que me parece imposible, porque es un tipo adorable. Que, a veces, puede estar en silencio. Yo lo he visto.
Una canción.
Say it ain’t so, Joe, please, de Murray Head.
Un músico.
Maurice Ravel.
Una película.
Los padrinos.
Un libro.
La saga/fuga de J.B.
Un trío de Javieres (fotógrafo, músico y servidor) salen de la plaza de Santa Ana haciendo esa cosa tan antigua que es dar un paseo, quejándonos, entre otras cosas, de las banderas colgadas en los balcones. Ni siquiera por su significado, sino porque no hay ni una planchada. Es una vergüenza. Miren por dónde, hoy, nos ofendemos nosotros. Por un día… Gracias, Javi.