¿Qué opina usted sobre el alza económica de la nanotecnología?
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– ¡Macario! ¿Raíz cuadrada de 372?
SILENCIO. MURMULLO. RISAS
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Sonó el timbre. Era la hora del recreo y Macario se disponía a sacar su montado de chorizo cuando el profesor Dracón le espetó: «sin comer y directo a la biblioteca de la escuela. Y allí ya verás como aprendes a hacer raíces cuadradas».
Se levantó del suelo, parecía estar en medio de un circo medieval, pero diferente: los ratones llevaban brillantes armaduras y pletóricos blasones, los bufones eran enanos más bajitos que él. Los trolls eran los sabios consejeros y los dragones eran las mascotas de los reyes. Estaba tan encantado con el ambiente que giró y giró sobre sí mismo sin ver llegar el carruaje Real tirado por dos hienas. Tan cerca estuvo que casi le atropellan. De la que te has librado pensó para sí.
¡Macario! Papel y lápiz gritaba una voz entrando por la puerta. Haz la raíz cuadrada de 1537. Macario se guardó rápido en libro en la mochila. «Serás vago, no estabas estudiando»… Lo llevaron de la oreja hasta el despacho del director y allí, como un jabato, aguantó la reprimenda. Oía, pero no escuchaba; bla bla bla. Déficit de atención. TDHA. Deberes. Tablas de multiplicar. Verbo to be. Deberes. Prohibidos libros de aventuras… Macario sólo pensaba en ese mercado medieval.
Lloró, y nunca más se volvió a saber de Macario en el mercado medieval. Los ratones pusieron carteles para su búsqueda y una partida de albatros recorrió toda su ecúmene buscándolo… Nada se supo de Macario. Cuando sí se supo de él fue tras veintiséis años, al acabar la carrera de nanotecnología más ADE, se hizo director de la empresa de su padre, quien por suerte había guardado unos libros de aventuras que tampoco a él le habían dejado leer.
Al tiempo, Macario tuvo un hijo al que todos los días le contaba lo bien que lo pasó en aquel mercado medieval. El hijo de Macario no sólo estuvo en ese mercado, sino que viajó en un barco lleno de piratas y estuvo en la selva con animales que hablaban en inglés, defendió una fortaleza contra los esbirros de la trigonometría, venció al gigante de las TIC y todo a lomos del caballo de su propia imaginación.
El hijo de Macario sí supo resolver la raíz cuadrada de su padre.
Me ha gustado mucho Paquillo, ni que trabajara en una TIC