Una buera persona fumando

La figura de don Homobono en Buero Vallejo

Dice Ignatius Farray en uno de sus arrebatos neuróticos que el requisito indispensable para que exista la fantasía es la realidad. Continúa diciendo mientras escupe a la cámara, que la misma ficción debe chocar contra la realidad para dejar huella, para ser recordada. Si esto lo aplicamos a la literatura, en general la nacida en una época opresora, y particularmente a la de Buero, podemos extrapolar la realidad entendiéndola por censura.

Por supuesto, el tema de este mes, relacionado con la libertad de expresión, se lo presentamos de tal forma que el escritor y el protagonista de la obra tienen que bailar con la peor pareja, tanto en la realidad como en la ficción: la censura.

La censura, mal que acecha cuando falta libertad de expresión (les recomiendo echar un ojo al mes cuando hablamos de libertad), en Buero está representada por un hombre trajeado, engominado y con pantalón de pana y que puede absorber medio litro de agua por el recto. Tiene nombre y se llama Don Homobono en La detonación. En dicha obra, cuyo protagonista es Larra, de soslayo se critica a la censura porque no es el tema principal. Si echamos la vista atrás, vemos cómo Larra tuvo que lidiar con la no libertad de prensa, la censura y el régimen de Fernando VII. Por su parte, Buero, como Larra, tuvo que hacer frente a la censura y el régimen de Franco (aunque concretamente La detonación se estrena en el 77 con Franco criando malvas) en sus anteriores obras.

Ahondando un poco más en este asunto, Buero fue uno de tantos vencidos de la guerra y, por ello, estuvo condenado a muerte aunque se le conmutó la pena por cárcel hasta que salió definitivamente en 1946. Ese reflejo carcelario, mediante la escritura oblicua, lo plasma espacialmente en la caverna en La ardiente oscuridad o en el laberinto en Hoy es fiesta, [1] y metonímicamente a través de la ceguera, la vejez, la pobreza o don Homobono.

Es en este sentido mi consideración de Buero como padre del teatro histórico, ya que camufla los problemas actuales que sufría la España de su momento, con la ambientación en otra época histórica y con otros personajes pero que no dejan de ser una crítica y, por otro lado, evita la corrección indeseable de un censor. Por ejemplo, durante la guerra, el padre de Buero fue fusilado en Paracuellos del Jarama por culpa de un fervor reaccionario reaccionando contra otros fusilamientos del bando franquista. En la detonación, en el café del Parnasillo, Arriaza, Borrego y Vega discuten por los fusilamientos de 100 carlistas a manos de los liberales. Se alude a un fusilamiento anterior de liberales perpetrado por Carlistas. Entonces, además del toque biográfico, lo que hace Buero es criticar la represión franquista, que derivó en la republicana, y evita así un tachón en su obra (repetimos de nuevo, que el régimen acababa de morir, aunque estaba aún agonizando) y vía libre para ser publicado y representado.

Lo que desde luego hay que destacar ahora es que, tanto Larra como Buero no hubieran sido, ni Larra ni Buero, si no hubiera existido esa censura, a la que, por el lado literario, tanto debemos.

En definitiva,como cerraba Ignatius con una frase de Nietzsche; ”el artista baila encadenado” haciendo referencia al límite que necesita el arte para transgredirlo, romper y marcarnos. Ignatius lo combate con la commedia, Buero lo hizo con sus dramas históricos.

1. Paulino, Ayuso José. La obra dramática de Buero Vallejo. Compromiso y sistema. Madrid (2009)

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